Esta publicación, originalmente escrito por Chris Carnevale en Inglés, fue publicado el 17 de diciembre de 2014 en la sección de ‘blog ‘de SACE en Inglés: “Clean Energy Footprints”. Para leer la versión en Inglés haga clic aquí. Esta versión fue adaptada al español por Isabel Villalón y publicada el 6 de enero de 2015.
El domingo marcó el último día de la 20ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, una oportunidad de reunir las delegaciones nacionales de 196 países de todo el mundo en Lima, Perú para discutir los impactos y las soluciones globales del cambio climático.
La convención en Lima fue la 20ª Conferencia de las Partes (conocido como COP 20), esto significa que este fue el vigésimo encuentro internacional desde la Cumbre de la Tierra en Rio de Janeiro en el 1992 y el establecimiento de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Momentos significativos en la historia de la COP incluye COP 3 en Kioto, Japón, en donde el Protocolo de Kioto estableció límites de emisión para los países más desarrollados (los EE.UU. nunca ratificó estos limites de emisión), y COP 15 en Copenhague, Dinamarca, en donde se produjo el Acuerdo de Copenhague, el cual establece que el calentamiento global no debe exceder de 3,6 grados Fahrenheit.
Sin embargo, dado que el Acuerdo de Copenhague no fue un acuerdo legalmente vinculante, las negociaciones internacionales sobre el clima se enfocan ahora en la forma de fortalecer los objetivos climáticos legales existentes y recibir compromisos de las naciones que no estaban vinculados al Protocolo de Kioto (Por ejemplo, los Estados Unidos). Estas cuestiones se establecen para ser resueltos en las negociaciones de la 21ª COP el próximo año en París, Francia. Por lo tanto, las negociaciones de la COP que acaban de terminar en Lima eran de vital importancia para establecer el plan de acción para la formación legalmente vinculante el año que viene, llamado provisionalmente “la Alianza de París”, que puede ser la última oportunidad para un acuerdo internacional vinculante antes de que nos encerremos en 3,6 grados Fahrenheit del calentamiento global o más.
La convención COP en Lima produjo un documento llamado el Acuerdo de Lima en donde se establecen la base de las negociaciones para el próximo año en París, así como el curso de los acontecimientos necesarios desde ahora hasta entonces. El acuerdo es importante porque es la primera vez que los 196 partidos de la COP han acordado presentar planes en cómo van a reducir la contaminación causante del calentamiento global, que es algo digno de celebrar. Según lo informado en la siguiente cita de Yale Environmental 360 (una revista en línea), “en virtud del acuerdo alcanzado en Lima, cada país esta de acuerdo a pasar leyes y reglamentos para reducir las emisiones de carbono y a presentar un plan para el 31 de marzo indicando sus objetivos de reducción de emisiones destinados para después de 2020. Esas promesas y una evaluación de sus posibles impactos serán anotados en un reporte a ser completado para el 1 de noviembre de 2015, antes de las conversaciones de París en diciembre de 2015. ”
Sin embargo, muchos analistas dicen que el Acuerdo de Lima es demasiado débil para ser efectivo en la prevención del umbral del calentamiento acordado en Copenhague, ya que no incluye requisitos jurídicamente vinculantes y según el New York Times “en virtud de los términos del proyecto , cada país se compromete a pasar públicamente sus propios planes para reducir las emisiones – con los gobiernos eligiendo sus propios objetivos, guiados por sus políticas domésticas, en vez de por las cantidades que los científicos dicen que son necesarias “. Otros dicen que la vaguedad y la naturaleza jurídicamente no vinculante del Acuerdo de Lima podría ser una buena cosa para algunos países, como Estados Unidos, donde el Senado probablemente no ratificará un acuerdo jurídicamente vinculante.
Con esta consideración en mente, vale la pena considerar la importancia de las limitaciones de las nuevas propuestas implementadas en los Estados Unidos sobre la contaminación de carbono de las plantas de energía- el Plan de Energía Limpia. Lanzado en junio de este año en forma de proyecto como parte del Plan de Acción Climático del presidente Obama, la regla busca reducir la emisión de carbono de las plantas de energía a un promedio de 30% para el año 2030. Nuestro análisis muestra que el sureste goza de abundantes y económicos recursos de energía eficiente y renovable para satisfacer todos los objetivos de nuestros Estados.
En gran parte debido a esta regla propuesta, este año en la COP fue la primera vez que Estados Unidos ha llegado a las negociaciones climáticas de la ONU con una política nacional en mano. Similarmente, el Plan de Energía Limpia ayudó a proporcionar la oportunidad para que Estados Unidos entre en un acuerdo histórico con China el mes pasado para reducir la contaminación de carbono en ambas naciones.
Mirando hacia delante, seguiremos cubriendo noticias internacional sobre el clima en el período previo a la COP 21 en París, mientras urgimos hacia delante asegurándonos de que nuestras políticas internas, como el Plan de Energía Limpia, nos de la mayor influencia posible en los debates del próximo año.